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Los primeros uniformes de 1808

Publicado en Historia
19 Febrero 2012 by

Cuando la Junta General de Asturias, constituida en Junta Suprema de Gobierno, declara la guerra a Francia el 25 de mayo de 1808 el único uniforme militar conocido en el Principado era el que, en teoría, debería usar por aquellas fechas el Regimiento Provincial de Oviedo, cuyo vestuario quedó fijado por el Reglamento de 19 de julio de 1802[1] que, en su artículo XVI, establecía:

«Los Regimientos de Milicias tendrán el mismo uniforme que los del Exército, diferenciándose sólo en la solapa, buelta y cuello, que será encarnado, según hoy lo usan, y en el botón el nombre del Cuerpo Provincial en que sirven, con cuyo uniforme han de permanecer aun estando incorporados en los Regimientos de Infantería».

Es decir, el uniforme se componía de casaca azul celeste, chupa y calzón blancos, conservando, claro está, el color encarnado de la divisa que se venía empleando con el modelo anterior. El botón llevaba la inscripción: «P.L D. / OVIEDO» [en dos líneas].

Acometer la cuestión de la indumentaria del Regimiento Provincial de Oviedo durante los años 1802-1808[2] resulta tarea harto difícil, especialmente por la ausencia de referencias precisas acerca de posturas y remates sobre vestuario, así como consignaciones presupuestarias o libramientos destinados por el Principado de Asturias para esta necesidad, motivo por el cual no puede establecerse con absoluta precisión la uniformidad observada por los 400 hombres que en 1808 constituían el Regimiento de Milicias. En la práctica, debido a la carencia de recursos de toda índole que desde antaño venía padeciendo el Principado, se concluye que los soldados del Provincial, con la excepción de la oficialidad, no llegaron a vestirse con el uniforme reglamentado en 1802.

Por otro lado, el uniforme que prescribía la Ordenanza de 15 de abril de 1805[3] y que, en la práctica, debería sustituir al reglamentado en 1802, tampoco parece probable que fuese usado por los hombres del Regimiento Provincial de Oviedo; y era natural que así ocurriese, porque en 1808 aún quedaban regimientos de Infantería de Línea que no habían recibido los uniformes establecidos en 1805, por lo que se daba la particularidad que al principio de la Guerra de la Independencia coexistieran unidades vestidas con uniformes de estándares distintos. Teniendo en cuenta que el proceso de confección de las distintas prendas que componían el uniforme militar resultaba lento, unido a lo exhaustas que se encontraban las arcas del Principado (que no podían soportar, de ninguna de las maneras, el excesivo gasto que representaba una nueva contrata de vestuario), todo parece indicar que los hombres que componían las cuatro compañías del Provincial presentes en 1808 tampoco llegaron a vestirse con las prendas que señalaba la Ordenanza de 1805. Este vestuario, en esencia, estaba compuesto de:

«Casaca, chaleco y calzón blancos; forro, vueltas y portezuelas, solapa y collarín encarnados; polainas altas de paño negro y botón dorado con el nombre de la respectiva ciudad».

En el botón, con ligeras variantes respecto al modelo anterior, se mantiene la inscripción: «P. L D. / OVIEDO».

Considerando todo lo anterior, queda, pues, la duda, razonable por otra parte, si los 400 hombres del Regimiento Provincial llegaron a beneficiarse del vestuario remanente del extinto Regimiento de Nobles que se encontraba depositado en el cuartel de Milicias desde el año 1796. El uniforme era idéntico, en su forma y hechura, al modelo aprobado en 1794 con carácter general para la Infantería de Línea y Ligera, y se componía de:

«... casaca corta de paño pardo, calzón largo hasta más abajo de la espinilla, del propio paño, y color; un poncho; chaleco de paño blanco en lugar de chupa; botín pequeño de paño negro; sombrero [redondo] con algo más de tres pulgadas de ala, presilla, escarapela, y un cintillo, ó galón de estambre alrededor de la copa [...]»[4]
Además de este vestuario, los soldados disponían de una «chamarra» [blanca] con vueltas de paño pardo. Tambores y pífanos vestían casaca de paño azul con el galón de la especialidad; cuello, vueltas y forro de estameña encarnada, además de un casacón de lienzo.

En el botón, según el Plan del Regimiento, figuraba la inscripción «NOBLES / DE / ASTUR.S» [en tres líneas].[5]

La indumentaria anterior, compuesta por 1.326 vestuarios completos, había sido declarada reglamentaria para el Regimiento de Nobles de Asturias[6] por Real Orden, comunicada a la Junta General del Principado el 5 de enero de 1795, cuya contrata de paño pardo necesario se formalizó con D. Anselmo Ramón Pérez, vecino de Soto de los Cameros, en la Rioja. La contrata de sombreros, zapatos, ponchos, botines, medias, lienzos y demás componentes, se convino con proveedores del Principado. El precio de cada vestuario completo ascendía a 370 reales[7].

Aunque la Real Orden que establece el vestuario de tonalidad parda no aclara ni hace mención expresa al color distintivo del Regimiento (collarín y vueltas), tal como se describe en el Plan[8] para levantar el regimiento; a juzgar por las remesas de paño servidos para la manufactura del vestuario[9], se infiere que éste se trataba de un sencillo uniforme de campaña, pardo en su totalidad, sin divisa particular alguna, diferenciándose tan sólo por el forro blanco de las barras de los faldones de la casaca y el paño pardo de las vueltas de la chamarra.

Tras la disolución del Regimiento de Nobles[10], las distintas prendas que constituyeron su vestuario se encontraban guardadas, como ya se dijo anteriormente, en una cajonera habilitada al efecto en el cuartel de Milicias de Oviedo para la custodia del vestuario del Cuerpo de Nobles cuya indumentaria, parece ser, se empleó entre 1799-1806 para dotar al Regimiento Provincial de unas prendas de las que, hasta entonces, carecía[11]. Los uniformes, supuestamente recibidos por el Provincial, estarían en torno a la cifra de 300-400 vestuarios compuestos cada uno de cuatro o cinco piezas esenciales: «casaca, chamarra, dos pares de calzones [uno de lienzo], un par de botines y un sombrero». Según la justificación del gasto derivado de la formación del Regimiento de Nobles fechado el 12 de junio de 1799, el Provincial de Oviedo recibió 600 camisas (dos por individuo) del extinto cuerpo de Nobles[12]. Con esa misma fecha aparece consignada la venta ―al por menor― en Oviedo de una partida de uniformes (alrededor de 329), compuestos de casaquilla, pantalones y ponchos, por un importe de 17.787 reales, a razón de 18 reales por prenda; otra partida (553 vestuarios), compuesta de las mismas prendas anteriores, fue vendida ―también al por menor― en Doriga por un importe de 29.889 reales y 13 maravedíes[13].

En resumen, fueron vendidos 882 vestuarios de un total de 1.326, con lo que aún restan 444 uniformes que no aparecen reflejados en documento alguno, motivo por el cual no se puede demostrar el destino que se les dio, aunque se especula con la posibilidad que éstos pudieran haber sido entregados a los efectivos que componían las cuatro compañías (todas incompletas) del Regimiento Provincial de Oviedo entre los años antes citados.

Precisamente, la formación del Regimiento de Nobles vino impuesta como consecuencia de encontrarse el Regimiento Provincial de Oviedo sin cuadros ni efectivos, razón por la cual no pudo ponerse sobre las armas en 1794 cuando España declaró la guerra a Francia, ya que sólo mantenía algunas banderas de recluta; una partida que custodiaba el cuartel en Oviedo y otra partida en Gijón destinada a la aprehensión de ladrones y contrabandistas. En este mismo tiempo sólo permanecía operativa la compañía de Granaderos que, unida a las restantes de su clase que fueron sacadas de los cuerpos provinciales de Galicia, constituía una de las Columnas de Granaderos del Ejército de Operaciones de los Pirineos. En el año 1799 aún se mantenía sin mandos y escasos efectivos, por lo que se ordena hacer nominaciones para cubrir las vacantes de coronel, capitanes, tenientes y subtenientes, proceso que nunca llegaría a completarse a pesar de haber sido puesto sobre las armas en 1806[14].

Otro uniforme sobradamente conocido por los asturianos durante aquellas convulsas jornadas ha sido el que vestían los hombres del Primer Batallón del Regimiento de Hibernia que, procedente de Bilbao, se había presentado en Oviedo para sofocar la rebelión del Principado de Asturias cuyo Batallón, debido a la actitud de algunos de sus jefes y oficiales, hace causa común con los patriotas asturianos. Los colores regimentales asignados al Hibernia por la Ordenanza de 1805 fueron los siguientes:

«Casaca y cuello celeste; solapas, vueltas y portezuelas anteadas; vivos opuestos; calzones y chaleco blancos; botón plateado». En el botón figura la inscripción «HIBERNIA».

Precisamente, la Junta dispuso de un elevado número de oficiales y sargentos, incluso cabos, de estos dos cuerpos para formar los respectivos cuadros de mando de los regimientos que se fueron creando entre los meses de junio, julio y agosto de 1808.

Debido a las dificultades por las que atravesaba el Principado, el 18 de junio de 1808 la Junta Suprema de Asturias solicita a Gran Bretaña el suministro de 40.000 cartucheras o cananas con sus respectivos correajes, 20.000 mochilas, 10.000 sables de infantería, 10.000 pares de zapatos y 20.000 camisas. Además, pide que todos los prisioneros españoles que se encuentran en Inglaterra se devuelvan armados y vestidos.

En efecto, el gobierno británico, sensible a la petición de los asturianos, envía al puerto de Gijón diversos pertrechos de guerra, entre los que se encuentran 12.000 «espadas de moda nueva»[15].

En relación con el vestuario necesario para equipar a los regimientos del recientemente constituido «Exército Defensivo Asturiano», el 7 de julio de 1808 el procurador general del Principado, D. Álvaro Flórez Estrada, en comunicación remitida a John Hunter (cónsul británico en Gijón)[16], solicita a Gran Bretaña la confección de 24.000 uniformes completos para vestir a otros tantos hombres. En la petición se especifica:

«12.000 uniformes deberán ser confeccionados en paño de color azul, con vueltas y vivos rojos, y los otros 12.000 en paño de color pardo, con vueltas y vivos verdes. Cada vestuario constará de chaqueta corta o casaca, chaleco y calzones; polainas negras o del propio color del uniforme».

Además de lo anterior, se solicitaron 600 cajas de guerra con sus respectivas baquetas y correas.

Resulta inverosímil creer, dado el elevado número de uniformes solicitados, que esta demanda pudiera ser atendida por Gran Bretaña en un plazo de tiempo inferior a seis meses.

Cinco días más tarde, el 13 de julio, Lord Castlereagh[17], secretario de la Guerra y Colonias, anuncia al cónsul británico en Gijón el envío, «para los patriotas españoles [en Asturias]...», de 40.000 cartucheras y tahalíes con sus bandoleras; 20.000 camisas; 10.000 pares de zapatos, 20.000 mochilas y 6.000 sombreros redondos [chisteras] con sus escarapelas, incluido medio millar de ollas de campaña y veinte maletines de instrumental quirúrgico[18]. Este suministro, aunque no incluía casacas ni calzones, podía considerarse como muy importante ya que, de momento, permitía equipar a unos 10.000 hombres con unos complementos de uniforme que, en la práctica, resultaba imposible manufacturar en el Principado por la carencia de materia prima.

Ante la demora de Gran Bretaña en dar una respuesta afirmativa a la petición formulada por D. Álvaro Flórez Estrada para la confección de los 24.000 uniformes solicitados; el 17 de agosto de 1808 la Junta Suprema de Asturias, considerando la perentoria necesidad de vestir a las tropas, acuerda lo siguiente:

«... que el Intendente del Exército dispusiese á la mayor brevedad hacer un crecido número de uniformes, tomando todas las medidas necesarias para realizarlo quanto antes»[19].

Es posible que, a la hora de planear la confección del vestuario acordado por la Junta, la Intendencia militar haya tenido muy presente la penuria de paños y telas de diferentes tonalidades que desde tiempos ancestrales venía padeciendo el Principado, por lo que la observancia de los colores que marcaba la Ordenanza de 15 de abril de 1805 resultaba improbable que pudiera cumplirse en su totalidad.

El paño buriel o pardo[20] (color oscuro de la lana en su estado natural), por resultar el más económico, el de más fácil y rápida elaboración en los telares artesanales de Asturias, sustituyó al color blanco o azul característicos de las prendas militares de la época. Para cuello, vueltas, vivos y otros adornos complementarios del uniforme, se utilizaba paño de color rojo que, aunque no tan abundante como la estameña parda, aún resultaba relativamente fácil conseguir alguna que otra pieza en poder de los comerciantes por ser este el color que tradicionalmente venían empleando las familias más pudientes de la región para la confección de los lujosos trajes femeninos. Toda esta amalgama de colores, en conjunto, dio como resultado un vestuario que, con ligeras diferencias, se inspiraba en el antiguo uniforme del Regimiento de Nobles de Asturias y que ahora es posible que fuese el que lucía el Regimiento Provincial de Oviedo.

El proceso de confección de los uniformes asturianos, aunque no estaba regido por norma especial alguna, se supone seguiría los patrones que marcaban lo reglamentos sobre indumentaria militar de 1802 y 1805, respectivamente aún vigentes en esa época. No obstante, la urgente necesidad de vestir a las tropas hizo inevitable, por economía, introducir alguna que otra modificación sobre la marcha. En la mayoría de los casos se eliminan los faldones en la casaca y, en otros, se suprimen las solapas, igualándose esta prenda a la chaqueta corta usada por las tropas de los batallones de Infantería Ligera.

La tropa de los regimientos creados durante los meses de junio y julio de 1808, organizados apresuradamente en medio de grandes dificultades, por la escasez de medios antes señalada sólo disponía de un uniforme, incompleto en la mayoría de los casos, compuesto fundamentalmente de casaca sencilla o chaqueta corta, de paño pardo, con cuello, vueltas y vivos encarnados; calzón ó pantalón de lienzo crudo, todo ello complementado, cuando las circunstancias lo permitían, de chaleco, camisa, medias, botines de paño pardo o negro y el calzado respectivo. Como prenda de cabeza, generalmente se utilizaba el gorro de manga o cuartel, el sombrero redondo[21], así como cualquiera otro que hubiese en la casa del soldado, en el que se colocaba una escarapela del color de la divisa nacional (encarnado). Los botones solían ser de estaño[22]; en principio, sin inscripción alguna, o bien forrados en tela de lino blanco.

Los jefes, oficiales, sargentos y cabos, incluso soldados, de los regimientos Provincial de Oviedo e Hibernia ―que sirvieron de plantel para formar los cuadros de mando de los cuerpos de nueva creación― conservaron, en su mayoría, el uniforme del cuerpo de procedencia, es decir, utilizaban el reglamentario en los respectivos regimientos, de cuyas características cromáticas y demás detalles se hizo mención anteriormente. La oficialidad de nuevo ingreso vestía, con pequeñas diferencias en cuanto a calidad del paño y otros arreglos, idéntico uniforme que la tropa, es decir, casaca de color pardo, con cuello, vueltas, solapa y vivos de color rojo. En el caso de vestir chaqueta corta ésta, en la mayoría de los casos, carecía de solapas, cerrándose en la parte delantera con una fila de nueve botones de plata, posiblemente de los conocidos en Asturias con el nombre de «fernandinos»[23]. La variante con solapas presenta la característica de que éstas se abrochaban por medio de dos hileras de siete botones cada una, colocadas a ambos lados del pecho.

Para hacernos una idea aproximada del uniforme antes esbozado, se ofrece la descripción literal de la certificación que hace el sargento mayor del Regimiento de Salas de las prendas que contenía una de las dos maletas pertenecientes al heroico teniente, graduado de capitán, del Regimiento de Llanes (que se hallaba agregado al de Salas), D. Antonio Cancio Donlebún[24], muerto gloriosamente en el campo del honor durante la acción de guerra favorable a las Armas de España desarrollada en las inmediaciones de Linares de Cornellana (Salas) el 15 de agosto de 1810. Una de estas maletas ―que habían sido entregadas por el soldado de la 4ª compañía del 2º batallón, Feliciano Martínez Casariego, asistente del teniente Cancio― contenía, entre otras cosas, las prendas siguientes:

«Vnos Pantalones viejos, y rotos de Paño de color de la Lana = Otros id.m con vivos blancos; un chaleco de Casimiro [sic] verde usado; y otro chaleco de seda de colores, muy usado = Vna chaqueta de Paño color de la lana vueltas encarnadas, y vibos: vastante usada = Vnos Botines largos de paño color de la lana vastante usados = Tres pares de Calzas usadas; y un par de medias de Algodon blancas, y rayadas = Tres camisas viejas y rotas = Tres Pañuelos de diferentes colores de vuen uso, y otro muy biejo y enteram.te muy estropiado = Tres camisolines usados ....».

Asimismo, en la alforja de una de las dos caballerías propiedad del citado caballero oficial, se halló el siguiente calzado:
«Vnas botas de poco uso; y unos zapatos muy viejos y estropiados con unas evillas de metal...»

Tanto por el color como por el carácter de «usado» o «muy usado» que presentan algunas de las prendas anteriormente descritas, no cabe duda que éstas fueron las que constituyeron el primer uniforme que lució el teniente Cancio el 17 de junio de 1808 cuando comenzó a servir en el Regimiento de Castropol. Con un uniforme similar al reseñado, complementado con los sombreros, zapatos, cartucheras y mochilas que, procedentes de Gran Bretaña, habían sido puestos a disposición del cónsul británico en Gijón el 16 de agosto[25]; las tropas asturianas que formaron los regimientos Provincial de Oviedo (que, parece ser, ya vestía uniforme pardo), Castropol, Grado, Salas, Candás y Luanco, Luarca, Villaviciosa, Lena, Cangas de Tineo e Hibernia pudieron salir a campaña, integrados en la división que, al mando del general D. Vicente María de Acevedo, debería incorporarse al Ejército de Galicia de operaciones en Vizcaya a las órdenes del teniente general D. Joaquín Blake.

En resumen, la Intendencia pudo suministrar a los regimientos asturianos desde su creación un total de 4.600 casacas o chaquetas, 4.606 pantalones, 4.195 chalecos, 900 gorros de manga, 3.904 pares de botines, 1.000 ponchos, 27.078 pares de zapatos, 21.385 camisas, 18.087 mochilas y 22.612 cananas y cinturones[26].

Los restantes regimientos, aún sin uniformar y con unos efectivos muy reducidos por hallarse todavía en proceso de formación, quedaron de guarnición en diversos puntos del Principado constituyendo la reserva, al tiempo que seguían completando las distintas fases del programa de instrucción.

Ante la imposibilidad de proveer de prendas de uniforme a las tropas de la guarnición en Asturias (parece ser que la confección del vestuario con el que se dotó a las unidades que componían la división del general Acevedo había agotado todas las existencias de paño pardo), hizo que la Junta Suprema acudiera de nuevo a Gran Bretaña en demanda de ayuda. En esta ocasión, se solicita paño de color azul en cantidad suficiente para manufacturar vestuarios que permitan equipar a 12.000 hombres.

El 23 de agosto de 1808, W. Huskinson en comunicación remitida a G. Hammond, bajo el epígrafe «... vestuario [para] Asturias ....», manifiesta la imposibilidad de conseguir tela de color azul para la confección de 12.000 uniformes [todo el paño de ese color ha sido empleado en la confección de los uniformes que deberían enviarse a la Junta de Sevilla]. Sin embargo, se ofrece la posibilidad de utilizar paño de color verde, procedente de una reciente aprehensión efectuada en la mar, de la misma tonalidad y calidad que la de los uniformes usados habitualmente por los cazadores, que muy bien podría sustituir al paño azul, ya que la cantidad de paño es suficiente –se dice– para confeccionar 12.000 casacas. Las vueltas, vivos y demás complementos podrían ser de color rojo, o bien sin las vueltas, como generalmente ocurre con los uniformes de los cazadores. Asimismo, ruega se le informe si los botones para el vestuario deberían ser de metal, y, en ese caso, si deben ser planos o con alguna divisa particular. A propuesta de los Lores del Tesoro, los pantalones y chalecos deberían ser blancos, iguales en todo a los actualmente reglamentarios en el Ejército británico[27].

El 24 de agosto, en relación con la petición de vestuario «para una parte del ejército español» formulada por la Junta Suprema de Asturias, se pone en conocimiento de los comisionados asturianos (D. José María Queipo de Llano, vizconde de Matarrosa y D. Andrés de la Vega Infanzón) las razones que motivaron la sustitución del paño azul por el de color verde ―que ahora se ofrece― para la confección de los uniformes. Al mismo tiempo, se les informa que deberán comunicar a Canning sí quieren que las piezas de paño se envíen en bruto a Gijón o si, por el contrario, prefieren que los vestuarios se manufacturen en la propia Inglaterra. Excluyendo los paños de color verde y gris, se informa a los comisionados que existen unas reservas de 4.000 uniformes completos de color rojo, con chalecos y calzones blancos, precisamente iguales y de la misma calidad que los enviados a La Coruña con los prisioneros recientemente liberados[28]. Los uniformes ―se les dice― se encuentran ya listos y empaquetados y pueden ser embarcados sin dilación en el menor tiempo posible. Estos uniformes ―sigue expresando el comunicado― pueden suplir a una parte de los 24.000 solicitados[29].

El 25 de agosto de 1808, los comisionados asturianos dirigen a Caninng un escrito [redactado en francés] en el que le manifiestan estar de acuerdo en que se sustituya el paño de color azul por la cantidad de paño verde propuesto por los señores comisarios del Tesoro, incluyendo, claro está, el paño rojo necesario para los complementos de las casacas, así como la tela de color blanco o gris para calzones y chalecos en proporción. Asimismo, los comisionados aceptan el ofrecimiento y envío a Asturias de los 4.000 uniformes de color rojo ofrecidos por Canning el día anterior, añadiendo que admiten, además, todos aquellos uniformes que estuviesen prontos, fueran del color que fuesen[30].

El 27 de agosto de 1808[31], W. Huskinson subraya que los 4.000 uniformes de color rojo, ahora consignados para su envío a Gijón, proceden de un remanente de 10.000 vestuarios completos, originalmente destinados a la milicia de la Norteamérica Británica (actual Canadá)[32]. Asimismo, expresa que de los 20.000 vestuarios completos para Asturias (aún pendientes), se confeccionarán unas diez o doce mil casacas de paño color verde arregladas al modelo que se decida, mientras que las restantes se confeccionaran con paño inglés de color azul. Además, caso de resultar apropiadas las existencias de chalecos de franela depositados en los almacenes británicos, se ganaría un tiempo precioso ya que se acortarán sustancialmente los plazos de entrega de las restantes prendas.

En una relación sin fecha [probablemente datada el 30 de agosto de 1808], que incluye una remesa de diversos artículos, aparecen consignadas las siguientes prendas:

«4.000 vestuarios completos, consistentes de: casacas rojas, chalecos blancos y pantalones grises. 10.000 prendas de cabeza»[33].

Con independencia de lo anterior, entre los meses de septiembre y octubre de 1808, según la «Relación de vestuario y pertrechos entregados en Gijón [...] para uso de la Provincia de Asturias»[34], llegan al Principado los siguientes suministros:

En el transporte Fortuna:

- 1.532 camisas ordinarias y 7.468 finas [total 9.000]
- 10.000 pares de zapatos
- 14.100 cartucheras con sus correas
- 6.000 mochilas
- 500 ollas de campaña

En el transporte Symetry:

- 24.400 cartucheras con sus correas
- 11.000 camisas
- 11.000 mochilas

El 11 de octubre de 1808[35] aún quedaba pendiente de recibir, a la espera de ser embarcado para Gijón, un envío compuesto de 2.150 gorros y 20.000 vestuarios[36].

D. Álvaro Flórez Estrada en escrito, circunstanciado en Oviedo el 14 de octubre de 1808, dirigido al cónsul británico en Gijón[37], expone: «...la mayor parte del material traído por el transporte Fortuna ha sido enviado a nuestro ejército ...». Asimismo, le expresa las quejas por no haber recibido aún el vestuario prometido ya que, «como Vd. sabe, por esta razón nuestras tropas andan casi desnudas, excepto los 1.500 [hombres] que hemos vestido...»

Con el objeto de dotar de la debida uniformidad a las tropas levantadas en las distintas regiones españolas, la Junta Central Suprema y Gubernativa del Reino se ve en la precisión de publicar una Real Orden circular, expedida en Aranjuez el 13 de noviembre de 1808, trasladada a las respectivas juntas provinciales por el secretario de la propia Junta Central, D. Martín de Garay, en la que, entre otras cosas, expresa abrir una suscripción, por donativo voluntario, para la pronta formación de un vestuario compuesto de las prendas siguientes:

"Sombrero, dos camisas, pañuelos de cuello o corbatín, chaqueta asolapada, pantalón, capote con mangas o poncho de paño pardo, medio botín de paño negro, y zapatos".

Como fácilmente podrá comprobarse, este vestuario coincide, en esencia, con el que ya se venía confeccionado en el Principado de Asturias desde el mes de junio de 1808. Aunque la disposición anterior no expresa ni aclara el color de la divisa, se cree que ésta seguiría siendo de color grana para las tropas de línea y verde para las ligeras.

[1] Reglamento de la nueva forma y constitución de los Regimientos de Milicias Provinciales de la Península, Imprenta Real, Madrid 1802.
[2] En los libros de Actas de la Junta General del Principado, en el tiempo que media entre los años citados, no existe ni una sola referencia sobre contratas de vestuario para el Provincial de Oviedo.
[3] Declarado reglamentario, con carácter general, para todos los regimientos provinciales de España según la Ordenanza citada.

[4] A.H.A., libro 119. Junta Extraordinaria año 1794 a 1796. Ofrecimiento a S. M. de un Regim.tº de Nobles (Vestuario Pardo, fº 204).
[5] Idem. En el manifiesto que, con fecha 30 de octubre de 1794, el conde de Toreno dirige a los vecinos Nobles de la villa y concejo de Cangas de Tineo animándoles para que se alisten en el Regimiento, entre otras cosas, dice: "... [aquellos] sorteados como voluntarios, que es otro privilegio, y para que asimismo pueda ocultarse en los botones del uniforme se ha de grabar la inscripción siguiente: Voluntarios Nobles de Asturias". Se desconoce si esta iniciativa auspiciada por el conde de Toreno llegó a prosperar, en cuyo caso el botón debería llevar grabado: "VOL.s / NOBLES / DE / ASTUR.s" (en cuatro líneas).
[6] Ofrecido por el Principado de Asturias el 27 de agosto de 1794 para sostener la guerra contra la Convención francesa, siendo aceptada su formación por R.O. de 12 septiembre del mismo año. Teóricamente, el Regi-miento debería constar de tres batallones pero, al tropezar con serios inconvenientes para su recluta, sólo llegaron a completarse dos batallones, por lo que la Corona se vio en la precisión de ordenar que el expresado cuerpo quedase constituido únicamente de dos batallones. (A.H.A., libro 119)
[7] A.H.A, libro cit. La adopción del uniforme pardo, con el aumento del poncho [dos mil varas más], obligó hacer una nueva contrata de paño. El gasto del vestuario se propuso sufragarlo con el arbitrio [subsidiario de otros dos] de dos reales en cada cántara de vino que entrara en el Principado por los puertos de mar y tierra, que el Rey no aceptó. Ante el fracaso de los arbitrios anteriores, el Ayuntamiento de Pravia [uno de los más ricos de Asturias por aquella época] se ofrece para financiarlo por medio de un empréstito, con calidad de reintegro, por la totalidad de la contrata. El contratista de los paños había ofrecido al Principado una moratoria de un año para hacer efectivo el importe pero, una vez transcurrido el plazo, se presenta ante los comisionados de vestuario [que lo presentan en la Junta el 22 de septiembre de 1795] para reclamar la cantidad adeudada. Lo cierto es que dieron largas al asunto, sin saber si llegó o no a cobrar la totalidad de lo estipulado. Sin embargo, en el libro 121 aparece consignado un libramiento por la cantidad de 161.721 reales y 29 maravedíes, como pago efectuado a D. Anselmo Ramón Pérez por el paño pardo suministrado por éste para la confección de los uniformes.
[8] Según este Plan, el uniforme propuesto se componía de «sombrero sin galón, casaca corta, chupa, calzón, solapa y voton blanco con el letrero de Nobles de Asturias; vuelta, cuello y vivo color carmesí».
[9] AHA, libro 121, cita que fueron servidas por Cipriano Fernández dos remesas de estameña blanca para el forro de las casacas. Una de estas remesas la componían 1.777 varas de estameña blanca de Campos (libramiento nº 12), y otra, de 56 varas, de forro blanco para las casacas de los sargentos, así como otras 49 varas de paño pardo para las vueltas de las chamarras de los soldados (libramiento nº 14).
[10] Prevenida por Real Orden de 24 de septiembre de 1795 y verificada el 7 de octubre del mismo año.
[11] En febrero de 1808 aún quedaba un remante de 18 camisas y noventa y dos pares de medias, que fueron entregadas a las tropas pertenecientes al Regimiento de Montevideo que, por aquellas fechas, se encontraban en Oviedo.
[12] AHA., libro 121.
[13] A.H.A., libro cit. Al 3º batallón del Regimiento Asturias que, por aquellas, estaba destacado en Oviedo dando guarnición a la costa asturiana, le fueron vendidas 1.225 pares de medias, 313 pares de zapatos y 585 camisas (nuevas y viejas), todo ello por un importe de 24.840 reales.
[14] El 16 de abril de 1808 se eleva al Rey un extenso memorial sobre el estado del Regimiento, manifestando, entre otras cosas, que no puede completarse por eximir a los Nobles de su alistamiento desde el año 1742 (A.H.A., libro 124, folio 381 y siguientes).
[15] Según recoge la Gazeta de Oviedo, nº 11, correspondiente al 9 de julio de 1808, este suministro fue traído por los buques Simón y Patty.
[16] Comunicación de Álvaro Flórez Estrada a John Hunter, quien la transmite al día siguiente a George Canning (London, july 8, 1808, PRO, FO 72/62).
[17] Comunicación de Castlereagh a Mr. Hunter, Downing Street, 13 July 1808, PRO, WO 6/164.
[18] Estos equipamientos, cuyo embarque se anuncia el 16 de agosto de 1808, son transportadas por el navío Fortuna, se reciben en el puerto de Gijón a primeros del mes de septiembre (J. Barker, Assistant Deputy Commissary General a Alexander McLucy, Soho Square, 16 August 1808, PRO, FO 72/89).
[19] Gazeta de Oviedo nº 28, de 27 de agosto de 1808.
[20] La utilización del paño pardo ya estaba en la mente de D. Álvaro Flórez Estrada cuando el 7 de julio de 1808 solicitó a Gran Bretaña la confección de 12.000 uniformes de esta tonalidad.
[21] Estos sombreros, de gran tradición en el Ejército británico en la última década del siglo XVIII y primeros años del XIX, son lo que aparecen consignados en las relaciones de fecha 13 y 16 de agosto, respectivamente, los cuales llegaron a Asturias a bordo del buque Fortuna a primeros de septiembre de 1808. (Comunicación de J. Barker a Alexander McLucy, PRO, FO 72/69).
[22] ALONSO BONET, Joaquín: Biografía de la villa y puerto de Gijón (2ª edición), Gijón, 1967. Según este autor, el único taller existente en Asturias dedicado a la fabricación de botones de estaño, era una pequeña industria familiar que funcionaba en Gijón desde 1796, aplicada a la imitación de botones blancos «a la inglesa».
[23] Realizados con monedas de un real de vellón con el busto de Fernando VII.
[24] El teniente Cancio durante el desarrollo de la acción de Linares, naturalmente, debería vestir la casaca roja y pantalón blanco o gris, procedente de la ayuda británica recibida en Asturias en diciembre de 1808, prendas éstas que sirvieron para uniformar a los regimientos que constituían la División de Asturias (guarnición del Principado), entre los que se encontraban, claro está, los regimientos de Llanes y Salas.
[25] Este envío, traído por el transporte Fortuna y desembarcado en el puerto de Gijón a primeros del mes de septiembre, consistía en 14.100 cartucheras; 10.000 pares de zapatos; 6.000 sombreros redondos y 6.000 mochilas, comprendía la primera remesa de las prendas ofrecidas el 7 de julio de 1808. (Comunicación de Castlereagh a Mr. Hunter, Downing Street, 13 July 1808, PRO, WO 6/164).
[26] Datos incluidos en el estado general firmado por el intendente general D. Pedro Miranda Flórez el 9 de diciembre de 1808, de las prendas de vestuario y otros efectos existentes en los almacenes de Oviedo que fueron suministrados a los regimientos desde su creación (AHN).
[27] Comunicación de W. Huskinson a G. Hammond, Treasury, 23 August 1808, PRO, FO 72/69.
[28] PRO, WO 6/164, doc. cit. Fueron embarcados en Portsmouth, en el mismo buque (el Fortuna) que transportaba diversos suministros para las tropas de Galicia y Asturias. Parece ser que estos prisioneros pertenecían al Regimiento de Buenos Aires, capturado en Montevideo en 1807 y de nuevo reorganizado en La Coruña en 1808 y que, al ir vestido con uniformes británicos, era conocido con el sobrenombre de "colorados".
[29] Comunicación de George Canning al vizconde de Matarrosa y a D. Andrés de la Vega, London, 24 August 1808, PRO, FO 72/66.
[30] Comunicación de los comisionados asturianos a George Canning, London, 25 August 1808, FO 72/66
[31] Comunicación de W. Huskinson al Comisario General Cofin, Treasuy, 27 August 1808, PRO, FO 72/69.
[32] El envío de estos 10.000 uniformes a Canadá había sido anunciado por Castlereahg al Gobernador General del territorio con fecha 22 de enero de 1808, y formaba parte de una gran remesa que incluía fusiles y demás pertrechos con destino a la Milicia canadiense, caso de ser movilizada. Precisamente, el 4 de agosto de 1808, James Craig [Gobernador de Canadá] informa a Londres que los navíos han llegado a su destino, pero sin ninguno de los artículos consignados en la comunicación del 22 de enero. En efecto, así es, los uniformes, armamento y demás pertrechos habían sido enviados a España.
[33] PRO, FO 72/69. Aunque no especifica qué tipo de prenda de cabeza se trata, ya que en el texto original viene reseñado como "caps" [término oficial británico con el que se denominaba el chacó], es posible que fuese el modelo 1800, popularmente conocido por el nombre de 'stovepipe' [tubo de chimenea].
[34] La relación está fechada en abril de 1809, PRO, FO 72/87.
[35] Comunicación de J. Barker a G. Harrison, Soho Square [London], 11 October 1808, PRO, WO 1/842.
[36] Este envío llega al puerto de Gijón en mayo de 1809 a bordo del transporte Tigre.
[37] Comunicación de Álvaro Flórez Estrada a Hunter, Oviedo, 14 october 1808, PRO, FO 72/63

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